FRANCISCO
REGALADO
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ARTURO
DIB
ARTURO
DIB
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DIB
PRODUCCIÓN
PRODUCCIÓN
PRODUCCIÓN
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PRODUCCIÓN
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Manuela de Laborde
SERVICIOS
Daniela Plascencia, diciembre 2021
Herencia y ritual en la exposición.
Pero los caminos de ella eran más largos que todos los caminos
que yo había andado en mi vida
- Juan Rulfo, El llano en llamas
Velas, trozos de madera y piedras dispuestas en un mesa larga, fue cómo nos dio la bienvenida la artista sonorense Daniela Plascencia a su exposición “El encuentro del cuerpo danzante” en Tajo Taller. Al entrar fue como si por unos instantes visitásemos un espacio-tiempo distinto y nos invitó a presenciar su propio ritual. Al fondo de la mesa, se vislumbraba un collar hecho de ramas de Guamuchil (Guaje) dedicado a sus ancestras mujeres a manera de agradecimiento. El collar me llevó a pensar en la importancia de honrar nuestras herencias, especialmente con las mujeres que nos preceden, porque al honrarlas a ellas, también honramos caminos andados, nuestras danzas, nuestra tierra y nuestra propia existencia.
Siguiendo el recorrido de la exposición, la artista nos presentó su trabajo en cerámica de baja temperatura por medio de vasijas funerarias que representaban a sus guardianes, a su familia, en cada unx de ellxs podíamos presenciar una personalidad muy propia. También a lo largo de la pared había cuadros en cerámica que te permitían sentir un poco de su tierra. Y fue así, que a través de su obra en cerámica la artista nos sumergió en las profundidades de la vida en Sonora, especialmente del Monte de Álamos, a través de las rutas, las grietas y la estética de su obra, nos acompañó con los mayos, los yaquis y los comca’ac (seris), caminamos por las sendas que ella había andado y con las personas que ha con-vivido.
Duelos en polvo
Daniela Plascencia
Resina con polvo tezontle
15 cm altro x 5 cm ancho
Nos tomó de la mano y nos sumergió en su propio territorio, nos llevó por sus raíces. Pero también nos compartió cómo esas raíces la ayudaron a su propio camino de regreso a ella.
Una evocación constante que tuve a lo largo de la exposición fue la huella de libertad que la artista vive y materializa en su obra. Como dice la escritora Ariadna Solís, como mujeres, a veces “la libertad que conocemos tiene más que ver con los saberes y deseos que nos han heredado las mujeres que nos preceden y acompañan”. Pero Daniela Plascencia desarma esos deseos heredados. A través del agradecimiento y el honrar a sus ancestras, se libera y se permite caminar su propio camino.
Nos tomó de la mano y nos sumergió en su propio territorio, nos llevó por sus raíces. Pero también nos compartió cómo esas raíces la ayudaron a su propio camino de regreso a ella.
Una evocación constante que tuve a lo largo de la exposición fue la huella de libertad que la artista vive y materializa en su obra. Como dice la escritora Ariadna Solís, como mujeres, a veces “la libertad que conocemos tiene más que ver con los saberes y deseos que nos han heredado las mujeres que nos preceden y acompañan”. Pero Daniela Plascencia desarma esos deseos heredados. A través del agradecimiento y el honrar a sus ancestras, se libera y se permite caminar su propio camino.
Es como si nos diera el recorrido de su vida y de su ser ancestral. Nos compartió no sólo la esencia de su tierra, sino su propia alma. Desde el uso del barro en colores terracota, la unión, el amor a la familia, el significado de hacer comunidad, de ser-con y devenir con otrxs. Ella así, creando, honra su pasado, su herencia, lo agradece y lo suelta para seguir danzando. La sensación de estar en el lugar fue una invitación a formar parte del ritual, acompañarla en el viaje, y a lo mejor, soltar también nosotrxs un pedacito de lo que ya no necesitamos. Aprehender (con h) y valorar la conciencia de vivir y de estar.
Isis Yépez
Escritora y curadora independiente